miércoles, 10 de septiembre de 2014

Citas literarias #1: Crepúsculo - Stephenie Meyer (parte 1)

¡Hola, hola pequeños lectores míos! Hoy voy a estrenar una nueva sección a la que llevo un tiempo dándole vueltas, "Citas literarias". Siempre que lees un libro hay una o más "escenas" -por llamarlo de alguna manera- que te gustan y que te gustaría poder echar mano de ellas a menudo, así que esta sección estará dedicada a todas las partes de los libros que me gustan. En realidad el nombre de la sección no es muy correcto, porque no son frases sueltas sino, en algunos casos, incluso más de un párrafo, pero espero que aun así os resulte interesante. 


Y bueno, como mis libros de Crepúsculo los tengo llenos de post-its empezaré por ellos, aunque no haya hecho reseña. Voy a dividir las citas de este libro en dos partes ya que, si pusiera todas las partes que tengo marcadas del libro en una sola entrada, sería excesivamente larga.

Antes que nada, os informo que seguramente haya spoilers, así que si no habéis leído el libro no deberíais continuar leyendo esta entrada.

¡Allá vamos!


Él revela honduras y secretos,
conoce lo que ocultan las tinieblas,
y la luz mora junto a Él.
-Daniel 2:22-




[...] Seguramente, morir en lugar de otra persona, alguien a quien se ama, era una buena forma de acabar. Incluso noble. Eso debería contar algo.  
[...]
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[...] 
Y allí estaba, sentada en el comedor, intentando entablar conversación con siete desconocidas llenas de curiosidad, cuando los vi por primera vez.
Se sentaban en un rincón de la cafetería, en la otra punta de donde yo me encontraba. Eran cinco. [...]
No se parecían lo más mínimo a ningún otro estudiante. De los tres chicos, uno era fuerte, tan musculoso que parecía un verdadero levantador de pesas, y de pelo oscuro y rizado. Otro, más alto y delgado, era igualmente musculoso y tenía el cabello del color de la miel. El último era desgarbado, menos corpulento, y llevaba despeinado el pelo castaño dorado. Tenía un aspecto más juvenil que los otros dos, que podrían estar en la universidad o incluso ser profesores aquí en vez de estudiantes.
[...] 
―¿Quiénes son ésos? ―pregunté a la chica de la clase de Español, cuyo nombre se me había olvidado.
Y de repente, mientras ella alzaba los ojos para ver a quiénes me refería, aunque probablemente ya lo supiera por la entonación de mi voz, el más delgado y de aspecto juvenil, la miró. Durante una fracción de segundo se fijó en mi vecina, y después sus ojos oscuros se posaron sobre los míos. [...]
Avergonzada, la chica que estaba a mi lado se rió tontamente y fijó la vista en la mesa, igual que yo.
―Son Edward y Emmett Cullen, y Rosalie y Jasper Hale. La que se acaba de marchar se llama Alice Cullen; todos viven con el doctor Cullen y su esposa ―me respondió con un hilo de voz.
[...]
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[...] Mientras permanecía insomne en la cama llegué a imaginar incluso lo que le diría, pero me conocía demasiado bien para creer que de verdad tendría el coraje de hacerlo. En comparación conmigo, el león cobardica de El mago do Oz era Terminator.  
[...]
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(Bella está sentada en la cafetería con sus amigos) 
[...]
―Bella, ¿a quién miras? ―interrumpió Jessica, siguiendo la trayectoria de mi mirada.
En ese preciso momento, los ojos de Edward centellaron al encontrarse con los míos.
Ladeé la cabeza para que el pelo me ocultara el rostro, aunque estuve segura de que, cuando nuestras miradas se cruzaron, sus ojos no parecían tan duros ni hostiles como la última vez que le vi. Simplemente tenían un punto de curiosidad y, de nuevo, cierta insatisfacción.
―Edward Cullen te está mirando ―me murmuró Jessica al oído, y se rió. 
[...] 
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(Bella llega a casa del hospital después del incidente de la furgoneta) 
[...] El misterio que Edward representaba me consumía; aún más, él me obsesionaba. Tonta. Tonta. Tonta. No tenía tantas ganas de huír de Forks como debiera, como hubiera tenido cualquier persona normal y cuerda.
Decidí que sería mejor acostarme temprano esa noche. Charlie no dejaba de mirarme con preocupación y eso me sacaba de quicio. Me detuve en el cuarto de baño al subir y me tomé tres pastillas de Tylenol. Calmaron el dolor y me fui a dormir cuando este remitió. 
Ésa fue la primera noche que soñé con Edward Cullen.  
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[...] 
―Sería más... prudente para ti que no fueras mi amiga ―explicó―, pero me he cansado de alejarme de ti, Bella.
Sus ojos eran de una intensidad deliciosa cuando pronunció con voz seductora aquella última frase. Me olvidé hasta de respirar.
 [...]
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(Jessica y Bella esperan en la cola de la cafetería para comprar el almuerzo) 
[...]
―Edward Cullen te vuelve a mirar ―dijo Jessica; interrumpió mi distracción al pronunciar su nombre―. Me pregunto por qué se sienta solo hoy.
Volví bruscamente la cabeza y seguí la dirección de su mirada para ver a Edward, con su sonrisa pícara, que me observaba desde una mesa vacía en el extremo opuesto de la cafetería al que solía sentarse. Una vez atraída mi atención, alzó la mano y movió el dedo índice para indicarme que lo acompañara. Me guiñó el ojo cuando lo miré incrédula.
―¿Se refiere a ti? ―preguntó Jessica con un tono de insultante incredulidad en la voz.
―Puede que necesite ayuda con los deberes de Biología ―musité para contentarla―. Eh, será mejor que vaya a ver que quiere.
[...]
―¿Por qué no te sientas hoy conmigo? ―me preguntó con una sonrisa.
Lo hice de inmediato, contemplándolo con precaución. Seguía sonriendo. Resultaba difícil concebir que existiera alguien tan guapo. Temía que desapareciera en medio de una repentina nube de humo y que yo me despertara. Él debía de esperar que yo comentara algo y por fin conseguí decir:
―Esto es diferente.
―Bueno ―hizo una pausa y el resto de las palabras salieron de forma precipitada―. Decidí que, ya puesto a ir al infierno, lo podía hacer del todo.
[...] 
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(Bella es acompañada por Mike a la enfermería después de marearse en Biología) 
[...] 
―¿Bella? ―me llamó otra voz a lo lejos.
¡No! Por favor, que esa voz tan terriblemente familiar sea sólo una imaginación. 
―¿Qué le sucede? ¿Está herida?
[...]
Mike parecía tenso.
―Creo que se ha desmayado. No sé qué ha pasado, no ha movido ni un dedo.
―Bella ―la voz de Edward sonó a mi lado. Ahora parecía aliviado―. ¿Me oyes?
―No ―gemí―. Vete.
Se rió por lo bajo.
―La llevaba a la enfermería ―explicó Mike a la defensiva―, pero no quiso avanzar más.
―Yo me encargo de ella ―dijo Edward. Intuí su sonrisa en el tono de su voz―. Puedes volver a clase.
[...]
De repente, la acera se desvaneció debajo de mi cuerpo. Abrí los ojos, sorprendida. Estaba en brazos de Edward, que me había levantado en vilo, y me llevaba con la misma facilidad que si pesara cinco kilos en lugar de cincuenta.
―¡Bájame!
Por favor, por favor, que no le vomite encima. Empezó a caminar antes de que terminara de hablar.
[...]
―Tienes un aspecto espantoso ―me dijo al tiempo que esbozaba una amplia sonrisa.
―¡Déjame otra vez en la acera! ―protesté.
[...]
―¿De modo que te desmayas al ver sangre? ―preguntó. Aquello parecía divertirle.
No le contesté. Cerré los ojos, apreté los labios y luché contra las náuseas con todas mis fuerzas. 
[...]
―Ahí fuera hubo un momento en que me asustaste ―admitió después de hacer una pausa. La voz sonaba como si confesara una humillante debilidad―. Creí que Newton arrastraba tu cadáver para enterrarlo en los bosques.
―Ja, ja.
Continué con los ojos cerrados, pero cada vez me encontraba más entonada.
―Lo cierto es que he visto cadáveres con mejor aspecto. Me preocupaba que tuviera que vengar tu asesinato.
[...] 
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(Bella y Edward están cenando en el restaurante de Port Ángeles) 
[...] 
―De veras, no deberías hacerle eso a la gente ―le critiqué―. Es muy poco cortés.
―¿Hacer qué? 
―Deslumbrarla... Probablemente, ahora estará en la cocina hiperventilando. (refiriéndose a la camarera del restaurante)
Pareció confuso. 
―Oh, venga ―le dije un poco dubitativa―. Tienes que saber el efecto que produces en los demás.
Ladeó la cabeza con los ojos llenos de curiosidad.
―¿Los deslumbro?
―¿No te has dado cuenta? ¿Crees que todos ceden con tanta facilidad?
Ignoró mis preguntas.
―¿Te deslumbro a ti?
―Con frecuencia ―admití. 
[...]
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(Bella acaba de llegar a casa después de cenar con Edward en Port Ángeles) 
[...]
Estaba totalmente segura de tres cosas. Primera, Edward era un vampiro. Segunda, una parte de él, y no sabía lo potente que podía ser esa parte, tenía sed de mi sangre. Y tercera, estaba incondicional e irrevocablemente enamorada de él.
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(Edward y Bella llegan juntos al instituto por primera vez)
Con los ojos a punto de salirse de sus órbitas, Jessica estaba esperando bajo el saliente del tejado de la cafetería. Sobre su brazo, bendita sea, estaba mi cazadora.
―Eh, Jessica ―dije cuando estuvimos a pocos pasos―. Gracias por acordarte.
Me la entregó sin decir nada.
―Buenos días, Jessica ―la saludó amablemente Edward. No tenía la culpa de que su voz fuera tan irresistible ni de lo que sus ojos eran capaces de obrar.
―Eh... Hola ―posó sus ojos en mí, intentando reunir sus pensamientos dispersos―. Supongo que te veré en Trigonometría.
Me dirigió una mirada elocuente y reprimí un suspiro. ¿Qué demonios iba a decirle?
―Sí, allí nos vemos.
Se alejó, deteniéndose dos veces para mirarnos por encima del hombro.
―¿Qué le vas a contar? ―murmuró Edward. 
―¡Eh! ¡Creía que no podías leerme la mente! ―susurré. 
―No puedo ―dijo, sobresaltado. La comprensión relució en los ojos de Edward―, pero puedo leer la suya. Te va a tender una emboscada en clase. 
Gemí mientras me quitaba su cazadora y se la entregaba para reemplazarla por la mía. La dobló sobre su brazo.
―Bueno, ¿qué le vas a decir?
―Una ayudita ―supliqué―, ¿qué quiere saber? 
Edward negó con la cabeza y esbozó una sonrisa malévola.
―Eso no es elegante.
―No, lo que no es elegante es que no compartas lo que sabes.
Lo estuvo reflexionando mientras andábamos. Nos detuvimos en la puerta de la primera clase.
―Quiere saber si nos estamos viendo a escondidas, y también qué sientes por mí ―dijo al final. 
―¡Oh, no! ¿Qué debo decirle?
[...]
―Humm ―hizo una pausa para atrapar un mechón suelto que se había escapado del nudo de mi coleta y lo colocó en su lugar. Mi corazón resopló de hiperactividad―. Supongo que, si no te importa, le puedes decir que sí a lo primero... Es más fácil que cualquier otra explicación.
―No me importa ―dije con un hilo de voz.
―En cuanto a la pregunta restante... Bueno, estaré a la escucha para conocer la respuesta.
Curvó una de las comisuras de la boca al esbozar mi sonrisa pícara predilecta. Se dio la vuelta y se alejó. 
[...]

Bueno, pues hasta aquí la primera parte de las citas de Crepúsculo. Sé que es un poco larga la entrada, pero aun así espero que os haya sido entretenida y os haya gustado. Seguramente mañana haga la segunda parte -que lamento decir, va a ser incluso más larga-.

Gracias por seguir a mi lado, a pesar de todo.

¡REED YOU SOON! 

6 comentarios:

  1. Hola :)
    Yo creo que Stephenie escribe sinceramente bien, pero ni la trama ni los personajes de este libro me gustaron del todo, así que respetando totalmente a los twilighters, este libro no me gusta demasiado.
    ¡Un abrazo!

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    Respuestas
    1. Es totalmente respetable que no te guste el libro si no te gustan las pasteladas, porque Edward rezuma azúcar de todos sus poros jajajajaja

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  2. Me importa un comino lo que la gente piense, siempre amaré este libro, y la saga en general si no contamos Amanecer, jajaja.

    Gracias por las frases, llevaba tiempo sin leer nada de este libro que no fuesen burlas.

    Hugs!

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  3. Me alegra muchísimo que te haya gustado la entrada :D Próximamente más y mejor jajaja

    ¡Un beso!

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  4. Muy bien elegidas las citas.
    Leí esta trilogía hace ya un tiempo y reconozco que la disfruté bastante, es entretenida
    Besos
    Me encantó tu blog, me quedo por aquí y te invito a conocer el mío

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    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado la entrada y mi blog! Ahora mismo me paso por el tuyo :)

      ¡Besos!

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